viernes, 14 de febrero de 2014

Día del amor y la amistad

 


    
 
Foto publicada en la primera plana del periódico Victoria de la Isla de la Juventud, el sábado 12 de febrero de 2005 y captada por el lente de Evelio Medina Rodríguez, dedicada al 14 de febrero, Día de los enamorados
 
   Para quien dedicó toda su vida al arte de la fotografía con entrega infinita y con amor, nunca podían pasar por alto esas instantáneas donde el detalle del AMOR es protagonista en nuestras vidas.
    Si alguien amó con total intensidad y de manera incondicional, ese fue él, de ello fui fiel testigo, partícipe de su vida.
   Dedicado a su familia, a sus amigos y compañeros de trabajo, entregado en cuerpo y alma a su profesión, siempre con la sonrisa en sus labios y la jocosidad que le caracterizaba.
   El día ocho de enero de 2010 fue su repentina partida física, y el día 16 de febrero estaría cumpliendo años de edad.
   Me cuenta su vecina que poco antes de su fallecimiento le confesó: “Ramoncito fue en mi vida el hijo que nunca tuve”.
   Por ello, al regreso a mi Isla y no tenerlo más, renuncié a todo lo material que pude haber heredado de su persona.
   Muchos aún no lo conciben, no entienden por qué si tuve mis documentos oficiales como Carné de Identidad y Libreta de Abastecimientos en su dirección durante más de veinte años, si le entregué mi cariño y compañía tanto tiempo, no quise siquiera sacar de su apartamento mis ropas, mis abrigos, todos los objetos que formaron parte de ambos.
   Fue mi madre la que me dijo: ¡Cuidado tú con ir allá arriba a buscar algo!
    Y eso era Amor, era lo que valía de su persona, porque no existe dinero en este mundo ni objeto material que pueda comprar al ser humano.
   Mi padre lo lloró como a nadie, eso me confesó mi madre, y es que Evelio Medina Rodríguez fue para mi familia el hijo, el hermano, el amigo, el ser único que nadie podrá suplantar.  
   De haberme quedado en el edificio de La Ceiba, en la esquina de las calles 32 y 45 de Nueva Gerona estaría aún allá, con puertas cerradas a mi realización profesional y no hubiese logrado un sueño que gracias a él se hizo realidad aquí en La Habana.
   Hubiera querido que él me enterrara a mí, y por suerte y gracias a Dios no tuve que vivir la triste experiencia de su muerte y el sepelio, al parecer el destino quiso que estuviera lejos y sin poder llegar a tiempo.
   Creo en las energías del Universo y el poder de las almas buenas y nobles y estoy convencido que él influyó en que yo no estuviese en la Isla ese fatídico día.
   Él fue el inspirador de este blog, de Carapachibey, como el faro más alto de América Latina, allá al sur de nuestra islita del Archipiélago de Los Canarreos.
   Evelio es el protagonista de este blog donde solo podré mostrar una mínima parte de su obra artística.
   Publico este arículo donde las fotos y su sello característico lo diferenciaba de sus colegas y del cual se nutrieron jóvenes talentos que a los que él mostró sus experiencias y que hoy continúan su obra, como el fotorreportero Gerardo Mayet Cruz.
   A nombre de todos los que tuvimos el privilegio de compartir su vida, el deseo de que su alma descanse en paz en el mundo de la eternidad, con el Amor que nos profesó y que él también mereció.