sábado, 28 de diciembre de 2013

Menos pineros en la Isla de la Juventud


   Me ha llamado poderosamente la atención un artículo de archivo publicado en la primera plana del semanario impreso Victoria de la Isla de la Juventud en diciembre del año 2005.
    Este artículo lo comparo con otro publicado en el diario Juventud Rebelde en noviembre de 2013, dando a conocer los datos del último Censo Nacional de Población y Viviendas, el del 2012.
     El titular del periódico pinero exponía: Llegamos a los 86 559 habitantes; En relación con el censo de 1981 hubo un crecimiento de 28 501 personas.
    No soy estadista ni me dedico a la valoración del crecimiento o no de la población de mi inolvidable terruño, pero es realmente preocupante el decrecimiento de los habitantes de la Isla.
    Con relación a la información ofrecida en 2005, hasta el Censo del 2012, la población disminuyó en 1808 habitantes.
    Causas objetivas o subjetivas pudieran existir muchas, pero según mi apreciación particular la de mayor peso quizás haya sido el paso del Huracán Gustav en el 2008.
   La Isla quedó totalmente devastada y cientos de familias se vieron afectadas con sus viviendas destruidas y la carencia de alimentos fue otro factor que incidió tal vés en el éxodo de pineros hacia otras regiones del país.
   Los que decidimos quedarnos en la tierra que nos vio nacer sabemos de la inexistencia de productos del agro, solo salvada por la etapa de las brigadas solidarias que acudieron a responder al llamado del Gobierno Nacional.
   Recuerdo que decenas de profesionales tuvieron que cambiar de labor, por ejemplo a los informáticos de las escuelas en el campo se les propuso trabajar en los organopónicos de la agricultura o como custodios.
   A finales de 2011 este articulista decidió cambiar su suerte al venir a la capital, un sitio que nunca me inspiró para vivir.
    Se limitaron las posibilidades de trabajo luego de la desaparición de los centros educacionales donde me entregaba como profesional de la educación.
   Ahora soy un pinero menos en su tierra, aunque con raíces muy profundas de sentido de pertenencia, con gran orgullo por mi terruño, por la historia que atesora.
       Este propio blog es muestra de ello, de mi amor entrañable por la otrora Isla de Pinos, nombre del cual aún mantenemos el desactualizado gentilicio.
   Mi isla duele al visitarla, al ver las placitas de productos agropecuarios o los Mercados destinados a la comercialización de viandas, hortalizas y vegetales, prácticamente vacíos.
    Productos ahora en venta por los particulares que llevan desde Mayabeque y son revendidos a precios abusivos.
    ¡Aquello está malo cantidad!, es la expresión más común escuchar a los que vienen de visita a La Habana.
    No lo dudo, lo he comprobado personalmente cuando voy a visitar a mis padres, hermano, a la familia, amistades y ex compañeros de trabajo.
    Se requiere mucha voluntad y entrega para recuperar lo perdido, para volver a ser la Isla de la abundancia, y que muchos deseen regresar allá.
   Al leer el artículo del Victoria podemos ver una cifra que evidencia la preferencia de muchos cubanos en aquellos años por ir a vivir a la Isla: “… lo que representa un crecimiento de 28 mil 501 personas, en relación con la encuesta realizada en 1981…”
   En 2005 se daba a conocer que unos 3 mil pineros vivían en la capital cubana.
    La emigración y éxodo de habitantes de la Isla de la Juventud seguirá, lamentablemente.
   Ojalá un día podamos regresar a nuestro sitio de nacimiento y poder apreciar la prosperidad a la cual llamó tras el paso de Gustav el Presidente cubano Raúl Castro Ruz.